·
Estamos ante un escenario
de fatiga de este régimen
·
La gente valora menos la
democracia que hace 10 años, desconfía de las instituciones políticas, los
presidentes, congresos, partidos…
Daniel Francisco/Carlos
Ochoa
La gente valora menos la democracia que hace 10 años, desconfía de las
instituciones políticas, los presidentes, congresos, partidos, de cualquier
instancia de poder, señala Manuel Alcántara, catedrático de la Universidad de
Salamanca.
Hay una crisis en la representación política, acota en entrevista, “que
afecta a los partidos políticos en tres dimensiones: han perdido su identidad
–y como consecuencia de eso la gente no se identifica con ellos–, han sido
capturados por individuos y se han fragmentado.
El autor de El oficio de político considera que en las
actuales democracias se mantiene la variable electoral: “Se sigue eligiendo a
las autoridades políticas a través de procesos electorales razonablemente competitivos,
justos, libres e igualitarios; pero otros procesos democráticos están más
renqueantes, por ejemplo, lo relacionado con el Estado de derecho, políticas
públicas que satisfagan las necesidades de la población. Eso ha quedado
rezagado”.
“¿Esto es un preludio o es un paso previo a una catástrofe mayor?”, se
cuestiona el académico. “No lo sé, pero puede ser. Por eso estamos en este
escenario de fatiga. Y hablo del cansancio como del corredor que en un
determinado ejercicio se siente fatigado y tiene que parar. Y no sabemos si
esto significa que se va a derrumbar totalmente o si lo que necesita es sólo un
poquito de aire para retomar la carrera.”
Diversas identidades
La política se da en el seno de cada sociedad, y ésta tiene determinadas
características, explica. “Antiguamente decíamos: es una sociedad agraria o
patriarcal o con cierto nivel de industrialización. Y hoy es virtual, en la que
las tecnologías de la información han tenido un crecimiento exponencial, tanto
en términos de tiempo, como del espacio”.
Y esto ha cambiado al mundo de manera radical, pondera. “El sociólogo
Zygmunt Bauman inventó hace 20 años el término de sociedades líquidas para
hablar de las que se habían ido articulando como consecuencia de lo que se conoce
como la sociedad de consumo”.
Estas sociedades líquidas hoy se han licuado todavía más, gracias a lo
virtual reflexiona. “Son sociedades en las que lo colectivo cuesta trabajo
ponerlo en marcha, el individualismo se ha potenciado, la manipulación de sentimientos
se da a través de las falsas verdades –fake news– y del manejo de las
comunidades virtuales mediante la inteligencia artificial”.
La sociedad no tiene más datos, hay mucho ruido, aclara. “La información
es la que se puede procesar, como un profesional de ésta, a través de tamizar
mis opiniones, las de otros, pensarla y ponerla negro sobre blanco. Eso es
información”.
Considera que las identidades también se han disuelto. “Hoy decir qué es
de izquierda o de derecha es algo muy confuso. Hay una fragmentación del demos,
de la gente que lleva muchas camisetas puestas, diversas identidades
superpuestas”.
Lo colectivo está ahora mismo en retroceso. “Es mucho más fácil vender a
un individuo que una idea. Esta última finalmente es compleja y un individuo
supone una cara y una sonrisa. Esto ya lo sabíamos antes con la publicidad.
Ahora, con los mecanismos de manipulación de las emociones, es más fácil vender
ese producto”.
Manuel Alcántara cree que no se debe satanizar lo digital, porque se
puede utilizar para causas justas. Hay que “abrir espacios con el objetivo de
que estas nuevas tecnologías no estén monopolizadas por unos pocos. Debemos
construir discursos y escenarios alternativos de manejo de la información, a
través de una inteligencia artificial que pueda ser creativa, y que no sirva
únicamente a los intereses de estas empresas”.
Populismo
Respecto al populismo, Alcántara dice: “Como régimen político tenemos
experiencias populistas desde hace mucho tiempo. Sin ir más lejos, en América
Latina el peronismo era populista, o el régimen brasileño con Getúlio Vargas”.
Hoy se llama populismo a cualquier cosa que tenga que ver con una
especie de reto al status quo y al manejo de una suerte de
discurso demagógico. “Este populismo se ha visto animado por las campañas
emocionales que vienen desarrollándose a través de las redes sociales. Es mucho
más fácil emocionar a la gente con pequeñas frases, que aluden a
comportamientos de tipo emocional”, acota.
Alcántara dictó la conferencia magistral La democracia fatigada
en el marco de sociedades virtuales cansadas en el marco del IX
Congreso Nacional de Ciencias Sociales. Y destacó: “La discusión en la
plaza pública está ausente, no sólo lo está frente a cualquier convocatoria
electoral, con la consiguiente banalización de las ofertas proclamadas, sino
también a la hora de buscar solución a los problemas que confrontan las
sociedades”.
El Informe Latinobarómetro 2023: La recesión democrática de
América Latina consideró en su estudio el cuestionamiento sobre si
“importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los
problemas”.
Este planteamiento aborda el tema del poder que un ciudadano entrega a
través del voto a un gobierno que pasa por encima de las leyes, aunque no es
militar, señala el informe. “Una actitud claramente populista-autoritaria”.
En los últimos 20 años, entre 2002 y 2023, este indicador aumentó en la
región del 44 % al 54 %, con un ritmo pausado pero consistente, que consolidó
esta opinión como mayoritaria en varios países, precisa el Informe
Latinobarómetro 2023.
También destaca que hay una recesión democrática “que se expresa en el
bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de
régimen, la preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del
desempeño de los gobiernos y de la imagen de los partidos políticos”.
En su medición más reciente destaca que sólo el 48 % apoya la democracia
en Latinoamérica, “lo que significa una disminución de 15 puntos porcentuales
desde el 63 % de 2010” (https://www. latinobarometro.org/lat.jsp).
FUENTE: UNAM
Foto: Diana Maldonado.