- Todos estamos conectados a esta herramienta, desde lo más inocuo del teléfono celular hasta asuntos importantes, apuntó Gabriela Ramos
- Para Marco Antonio Lopátegui Torres está vinculada con los procesos de gobernanza
- Continúa el seminario internacional “El Buen Gobierno en el siglo XXI”
Ciudad Universitaria, CDMX, 8 mayo 2025.- La acelerada digitalización potenciada por la pandemia de la COVID-19, la identificación del ciberespacio como un nuevo sitio de dominio estratégico y confrontación, así como la emergencia del desarrollo apresurado de la inteligencia artificial (IA) nos enfrentan a cambios vertiginosos, externó el director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Alejandro Chanona Burguete.
Por ello, precisó, es fundamental abrir espacios para analizar y evaluar sus impactos y visualizar nuevas formas para conocer la relación entre tecnología, poder, conocimiento y desigualdad en las sociedades contemporáneas.
“Solo así se responderá al desafío de la cuarta revolución industrial que se le impone a la gobernabilidad democrática, a las agendas de desarrollo y a la gobernanza global”, añadió durante la Mesa 5 “Inteligencia artificial para un buen gobierno”, efectuada durante el segundo día de trabajos del seminario internacional “El Buen Gobierno en el siglo XXI”.
En el evento, organizado por la FCPyS y el Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, el experto en Ciencia Política consideró que es importante relacionarse en una reforma de programas de estudio que consideren la transversalidad que adquiere el tema de la IA.
“El desafío no es menor, considerando la velocidad de los cambios y los impactos que están teniendo en múltiples ámbitos: interacciones sociales, comunicación y participación política, educación, economía, administración pública y, en general, la toma de decisiones; pero también en el ámbito de la seguridad y en las relaciones de poder a nivel global”, señaló.
Dijo que actualmente todos hacen uso de la IA. Las grandes empresas tecnológicas y sus creadores tienen un papel central en el avance de esta herramienta digital y en la prestación de servicios esenciales como internet o los programas computacionales.
Su desarrollo como herramienta y actor configuracional de la mano del ciberespacio y del big data, impactan y desafían las nociones tradicionales de soberanía, autoridad, agencia y racionalidad política.
En su oportunidad, Gabriela Ramos, subsecretaria general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), subrayó: las tecnologías son inspiradoras y fascinantes, pero nos falta un llamado moral y ético para definir qué queremos de ellas en las sociedades.
Todos estamos conectados con la IA, desde lo más inocuo del teléfono celular hasta cosas importantes. Las implicaciones de su empleo para nuestras sociedades, democracias, vida personal y para los jóvenes que usan las redes sociales de una manera que puede ser nociva, requiere una discusión que no es tecnológica, sino social, aseguró.
Mi propuesta es auditar los algoritmos, transparentar la forma como se desarrollan y su entorno económico, social y cultural; tendríamos que pensar en los efectos que estamos teniendo con estas tecnologías y cómo gobernamos para que nos den las contribuciones que podamos hacer y tener sociedades más justas, inclusivas, bien gobernadas, y sin las consecuencias negativas que estamos percibiendo, explicó.
Mencionó a la importancia de entender que las personas podemos dirigir a estas tecnologías y no dejarlas en manos de sus desarrolladores para que hagan lo que les convenga económica y políticamente.
Las grandes creaciones tecnológicas no son inclusivas: 70 por ciento están hechas en Estados Unidos, China y Reino Unido, pero la nación norteamericana elabora nueve veces más que el gigante asiático y 19 veces en comparación con el último país. “Hay una gran concentración del poder innovador de nuestros vecinos”, puntualizó.
Al hacer uso de la palabra, el profesor de la FCPyS y moderador de la Mesa 5, Marco Antonio Lopátegui Torres, destacó que nos encontramos en un momento decisivo para repensar el papel del Estado, de las instituciones y de la ciudadanía en un contexto de transformación tecnológica profundo.
“Y a diferencia de otros momentos de cambio sociotécnico, la inteligencia artificial, como metáfora de esta cuarta revolución industrial, es considerada no sólo como una herramienta de trabajo, sino que ya está vinculada con todos los procesos de gobernanza”, precisó.
Añadió que esta actividad académica se organizó para explorar cómo la IA contribuye o no al ideal del buen gobierno, entendiéndolo como el que promueve justicia, transparencia, inclusión y progreso sostenible.
FUENTE: UNAM