Entre Columnas
Martín Quitano Martínez
“El nacionalismo es la chifladura de exaltados
echados a perder por indigestiones de mala historia”.
Miguel de Unamuno
¡A México se le respeta! Dice a voz a cuello una presidenta que al manifestarse de esa manera presume reivindicar la defensa nacional. La misma que elogia la “valentía” de los trabajadores mexicanos que tienen que migrar para trabajar en otro país porque aquí se les han cerrado las oportunidades, antes y ahora, a pesar de que “el gran timonel” dijo que en su gestión nadie más tendría que salir por falta de trabajo, y que incluso se lograría que regresaran quienes estuvieran fuera.
Para hacer notar que van en serio esas frases de “dignidad” y nacionalismo ramplón, dicen que estamos preparados para demostrar cómo defendemos a los connacionales ante la amenaza trumpiana de extradiciones masivas, al poner en marcha una aplicación de vanguardia para que inmediatamente, al ponerse en uso, se puedan hacer presentes los representantes del dignísimo gobierno; acción que, más que atender los derechos de los paisanos, mira con temor la posibilidad de que se caiga el monto de las remesas que sustentan en mucho una economía que dista mucho estar de plácemes.
Las promesas de transformación van quedando en el olvido y se ajusta un cambio de régimen político que da continuidad o profundiza las crisis en seguridad, en salud y educación, en su incapacidad para detonar mejoras reales y no paliativos clientelares. La dignidad nacionalista de los trasformadores por voz presidencial, es solo la arenga que busca inflamar a sus seguidores, pero intrascendente en cuanto a la realidad de acciones que puedan dar oportunidad a un México mejor.
La destrucción institucional democrática y la ruptura de la República en cuanto a la instalación de un régimen autocrático, autoritario, cuasi fascista dista mucho de merecer respetos internos o externos. Antes de referir como escudo al himno nacional, ¿no sería mejor dialogar para tender puentes y entender?, hacia afuera claro, pero principalmente hacia adentro, y terminar con el excluyente monólogo que frente al espejo se realiza todas las mañanas por parte de quienes se asumen, sin más, como la única representación válida del “pueblo”, lo cual es claramente una gran mentira. Preferir ponerse los guantes, hacia adentro y hacia afuera, en lugar de buscar establecer acuerdos nacionales que permitan construir un gran frente común contra la inseguridad y los graves problemas que nos aquejan, además de revertir el proceso de destrucción de la República y entonces si demostrar que se está haciendo lo correcto para la unidad nacional, una aspiración puesta en jaque por quienes niegan el reconocimiento de la pluralidad y las diversidad, maltratadas por la polarización y la negación del grupo hegemónico al imponer como ciertas sus verdades incuestionables.
El 2025 comienza con una remasterizada visión de cerrazón interna y externa, emparentada con el cambio del 20 de enero. Ambos gobiernos comparten una visión que se finca en la descalificación y persecución de los otros, de los distintos a “ellos”, donde los reduccionismos ya establecidos en el sexenio y en el cuatrienio anteriores, respectivamente, ahora no solo se repiten sino que toman dimensiones mayores originados por la soberbia de sus clases políticas, ensimismadas en sus mayorías, en sus decálogos de simulada pureza, de sus moralidades de representación que son más una burla que queda al descubierto cada vez más en los hechos y sus comportamientos, descarnados y cínicos.
Sin querer ser ingenuo este 2025, como inicio de año, podría aderezarse lo anterior con el optimismo de pensar que algo diferente podría salir en medio de la dureza de una realidad que pareciera no tener vuelta, que no contempla la autocrítica o escuchar oportunidades de mejora. Que no sea un sueño pensar que puedan ocurrir cambios desde el poder, pero fundamentalmente desde los gobernados que, agobiados por contradicciones y problemas, se vean obligados a adoptar nuevas formas de lucha, de organización, presentando reclamos y causas que se abran paso en medio de la soberbia que hoy por hoy gobierna.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Es un hecho, cada vez más se demuestra, 99.9 de lealtad y 0.1 de capacidad, Veracruz aportó un ejemplo mayor.
X: @mquim1962