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Juan Francisco Betancourt Galindo                

Agencia Reforma

Monterrey, NL 22 abril 2025.- El Papa Francisco ha pasado a la historia como el primer Papa americano en la historia de la Iglesia católica, pero también será recordado por su sencillez, su sensibilidad social y por haberle sabido responder a la sociedad contemporánea en temas complicados de forma abierta y sin conservadurismo.

 El sacerdote jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio Sivorio, su nombre secular, murió ayer en la Pascua a los 88 años de edad tras 12 años de Pontificado cumplidos el 13 de marzo.

 ¿Qué acciones realizadas por Francisco marcaron su Pontificado? Tres especialistas locales responden.

SENCILLAMENTE, PADRE JORGE

 «En su autobiografía Esperanza el Papa se preguntó: ‘¿quién eres?, un pecador, y se definió a sí mismo como Padre Jorge, no dice Santo Padre, dice Jorge, Padre Jorge», señala Rixio Gerardo Portillo, académico de la UDEM y autor del libro El sucesor de Francisco. La Iglesia tras el Pontificado de Jorge Mario Bergoglio (2020).

 «Él se seguía viendo como el sacerdote Jorge de Buenos Aires. Ésa fue parte su sencillez».

 Para Portillo, el mayor esquema roto por el Papa Francisco fue la autorreforma, en cómo él concebía el ejercicio de su servicio hacia los demás -el carisma de San Pedro-, no viéndolo desde una postura de poder o autoridad sobre los demás.

 «En Esperanza dijo: ‘No me veo como un jefe de Estado’. Aunque oficialmente fue el jefe de Estado de la Santa Sede, él concibió el ejercicio desde el poder como servicio a los demás haciendo viva la vocación del Evangelio como pastor. Fue un cambio de paradigma.

 «De alguna manera pienso que la sensibilidad social del Papa Francisco por ser latinoamericano, por venir de Buenos Aires, impregnó el servicio y carisma petrino en los temas que trató, en las personas que recibió, en las cosas que dijo. De alguna manera fue una reforma de cómo se concibe el Papado».

 Para el también especialista en comunicación, ética social y cultura de la unidad, el fallecido Pontífice logró comunicarse con el mundo de hoy al dar sus mensajes en síntesis, de forma clara y con frases que se quedaron en la memoria colectiva.

 En su libro del 2017, ¿Quién soy yo para juzgar?, una de sus frases icónicas, el Papa invitó a practicar una enseñanza de Jesús: «No juzgar a los demás».

 En sus páginas, Francisco reflexionó sobre temas sociales actuales abordados desde la tolerancia y la compasión, como unión libre, sexualidad, homosexualidad, aborto, anticonceptivos, familias en crisis, eutanasia, pobreza espiritual, individualismo, esclavitudes modernas, libertad religiosa y medio ambiente.

 «Una de sus características fue ser un pastor con olor de oveja por lo que ningún tema le fue ajeno o extraño. En algún momento decía: ‘No temamos ensuciarnos la manos con la realidad de la gente’. Fue a la profundidad, a la Iglesia en sanidad, a situaciones que fueron conflictivas o difíciles», dice Portillo.

 Un concepto recurrente del Papa Francisco fue el de una Iglesia «de salida», idea contraria al de una Iglesia encerrada y atrofiada, señala el especialista.

 El Pontífice, comenta el académico, se refería a la salida de la Iglesia a la calle, una Iglesia que rechaza la inmovilidad, que va a la periferia, inclusiva, no excluyente, no narcisista. Una Iglesia en la que los laicos son misioneros que afrontan problemáticas sociales, políticas y económicas en su comunidad.

 Del próximo Cónclave, prevé Portillo, tendría que surgir un Pontífice que calme las aguas internas para evitar inconformidades, escándalos y opiniones contrarias.

 «Tendría que ser un Papa de la continuidad, que profundice en las grandes reformas que Francisco comenzó. Eso sería fundamental».

CERCANO AL PUEBLO CATÓLICO

 El Papa Francisco llegó al Pontificado en un momento de quiebre dentro de la Iglesia católica, indica Yolanda Pérez, coordinadora del Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.

 «Su llegada representó un acercamiento para el pueblo católico. Buscó una apertura ante las necesidades de las nuevas generaciones, así como tener presente a las minorías, entre las que se encuentran las mujeres, la comunidad LGBTQ y las personas migrantes».

 La filósofa Pérez afirma que el Pontificado de Bergoglio buscó romper con la imagen tradicional, rígida e inaccesible de la Iglesia católica.

 «Intentó reformas en la Iglesia entre las que se encuentran la asistencia a personas en situación de vulnerabilidad, como los migrantes, problemática que agobia mayormente a Europa, y una política de cero tolerancia a los abusos sexuales realizados por miembros del clero, aunque esta política no ha callado los reclamos ya existentes de justicia para las víctimas.

 «Sigue en la mesa debates sobre el aborto, la corrupción y el lugar de la mujer. Se pudiera decir que su actuar fue un poco tibio al no verse reformas radicales en la Iglesia católica que den respuesta a las necesidades de nuestro tiempo».

 El Papa, dice, reconoció el aporte social e importancia histórica de las mujeres y reivindicó sus legítimos derechos al hablar de igualdad con los hombres.

 «Estas declaraciones buscaron reflejarse en acciones como el nombramiento de la monja franciscana Raffaella Petrini como presidenta de la Gobernación del Vaticano, sin embargo no recibieron el reconocimiento necesario».

PONTÍFICE DE UN MUNDO DIFÍCIL

 El Papa Francisco logró remontar con habilidad política, sabiduría y conocimiento profundo del Evangelio, un panorama mundial complejísimo: sobrepoblación, crisis climática, transformación de los roles de género y consumismo, señala Jorge Ignacio Ibarra, Doctor en Filosofía y académico de Filosofía y Letras de la UANL.

 Sin embargo, dice, el Pontífice tuvo limitaciones para entender el mundo tecnologizado y la transformación del creyente en alguien que no está ya bajo el peso de la institución religiosa, sino que tiene una relación más distante y libre.

 «Todo es habla de un dificultad de un Papa que intentó ponerse a tono con las redes sociales y la secularización social, pero que, sin duda, no le alcanzó y ahí estarán los críticos para recordarlo».

 Ibarra recuerda cómo el Pontífice condujo los temas de la pederastia y la corrupción.

 «Aplicó la sanción moral y la disciplina de la Iglesia, a la vez que concedió a las autoridades de cada país intervenir – aunque de forma restringida en mi punto de vista- para castigar los delitos efectuados por sacerdotes y religiosas».

 «Le tocó un período muy difícil, pero lo supo manejar con la negociación, enviando mensajes sólidos que le recordaron a los creyentes los valores fundamentales de su Iglesia y el rol que ejerce en el mundo. Me refiero a la encíclica Fratelli Tutti (2020), donde habla de una comunidad fraterna y solidaria en términos un tanto utópicos, pero representó un mensaje necesario en estos tiempos».

 Pese a las dificultades, señala Ibarra, el fallecido Pontífice logró situarse como figura de autoridad moral y política, lo que reconocen, incluso, algunos opositores.

SU MENSAJE A LA JUVENTUD

 En sus encuentros con los jóvenes, el Papa Francisco les pidió dar esperanza y ser la expresión del amor de Dios para los chicos afligidos por las guerras, para quienes sufren de acoso escolar o viven con depresión. También los exhortó a hacer buen uso de las redes sociales y no dejarse contagiar por la indiferencia y el individualismo.

EN LA ERA DEL COVID

Frente a una Plaza de San Pedro vacía, en el Vaticano, por las restricciones sanitarias por la pandemia de Covid-19, el Papa Francisco (círculo) ofreció una oración Urbi et orbi extraordinaria, el 27 de marzo del 2020.

 El Pontífice oró por los afectados por el coronavirus y recordó que, como a los apóstoles en su momento, una tormenta inesperada y furiosa sorprendió a la humanidad: «Todos estamos en la misma barca».

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