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  • En condiciones de laboratorio se revisó la capacidad de discernimiento de los primates
  • Los resultados de la investigación pionera de Luis Lemus, junto con sus estudiantes y equipo de colaboración, merecieron la reacción favorable de la comunidad internacional

Ciudad Universitaria, CDMX, 21 abril 2025.- Científicos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM probaron por primera vez en el mundo que los monos Rhesus, en condiciones de laboratorio, pueden aprender a asociar sonidos con imágenes.

Por ejemplo, durante el experimento, escuchaban la palabra “si” y escogían en la pantalla táctil la imagen asociada; en este caso, el rostro de un humano. Aprendieron al menos una docena de asociaciones que, además de las palabras, incluían también vocalizaciones de monos y de otros animales.

Esta capacidad de asociación audiovisual de los macacos, considerada natural en el humano, es importante para futuros estudios del cerebro cuyos resultados podrían ayudar a personas con problemas de audición, de afasias del lenguaje, incluso de esquizofrenia, donde en ocasiones los sonidos evocan imágenes que no están ahí, y viceversa.

Luis Lemus, investigador del IFC, junto con Elizabeth Cabrera Ruiz, Marlen Alva, Miguel Mata y Tonatiuh Figueroa, del Departamento de Neurociencia Cognitiva de esa entidad universitaria; Javier Pérez, del Instituto Nacional de Rehabilitación; Mario Treviño, de la Universidad de Guadalajara; y José Vergara, del Colegio de Medicina de Baylor (Estados Unidos), reportaron en la revista Plos One el trabajo realizado en la Universidad Nacional.

En entrevista, Luis Lemus enfatizó que se tenía la idea de que los monos presentaban dificultades para aprender tareas auditivas y, en consecuencia, asimilar asociaciones entre sonidos e imágenes, por lo que nuestros resultados han generado reacciones favorables en la comunidad internacional.

Cabrera Ruiz, autora principal del estudio, explicó que, con el lenguaje, los humanos aprendemos y relacionamos entre objetos auditivos y visuales; por ejemplo, la palabra mujer y una imagen de cómo puede lucir.

Sin embargo, hasta ahora era incierto si los macacos adquieren el conocimiento para vincular palabras con imágenes, las cuales, por supuesto, no forman parte de su hábitat natural.

Gravitania y Meteorix son los monos que desde hace varios años han ayudado a los investigadores, conociendo nuevos significados en las vocalizaciones emitidas por ellos en la naturaleza, precisó la también investigadora, ahora adscrita al Instituto Nacional de Rehabilitación.

Ambos ejemplares entendieron más de 18 asociaciones, pero para el estudio se ha enfatizado el reconocimiento de cuatro (humano, mono, vaca y rojo). Debido a que Gravitania tiene 20 años, esto les favorece también a comprender cómo funciona el cerebro en la tercera edad.

La científica agregó que el entrenamiento llevó al menos dos años para lograr que los primates realizaran ensayos en los que, tras escuchar un sonido breve (una vocalización de mono o una palabra humana) retuvieran la información por tres segundos y eligieran una de varias imágenes presentadas en una pantalla táctil.

Añadió que parte del reto fue presentar sonidos pronunciados por diferentes individuos. En esto, la tasa de aciertos se mantuvo elevada, sugiriendo que percibieron los nuevos audios como equivalentes de los originales, aunque no idénticos.

La experta abundó que para este control de “invarianza perceptual” se utilizaron hasta 10 audios distintos. Eligieron consistentemente la respuesta correcta sin importar quién emitiera el sonido. Esto es algo que los humanos hacemos todo el tiempo. Podemos escuchar la palabra “hola” de cualquier persona y sabemos lo que significa.

Marlen Alva apuntó que el objetivo de los estudios es averiguar cómo y dónde en el cerebro se representa un objeto multimodal, dígase perro, celular, y todo lo que conocemos, aprendemos y somos conscientes de su existencia, y que podemos evocar a partir de diferentes estímulos sensoriales.

La estudiante de licenciatura puntualizó que existen varias áreas del cerebro dedicadas a esta labor, pero se necesita indagar cuáles son sus interacciones y la manera de representar sonidos aprendidos.

FUENTE: UNAM

Por enportada

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